Exempleados de una multinacional en Seattle, Walter y Gina empezaron en cierto momento de su vida laboral a considerar retirarse fuera de los EEUU. Sus opciones eran variadas: Ecuador, Tailandia, México, Italia o Francia. Pero, por unas razones o por otras, ninguna se adaptaba del todo a lo que buscaban.

Cada año, a medida que se acercaba el momento de jubilarse, Gina y Walter leían más y más artículos en diferentes publicaciones, y su lista de países en los que poder pasar una jubilación aumentaba. A los días, una vez empezaban a aflorar los problemas, se volvía a reducir. Ningún lugar cumplía con todas sus expectativas. Ni siquiera con la mayoría. Hasta que llegó España.

Solo necesitaron unas semanas, en principio para unas vacaciones. Después de unas cuantas noches al fresco del Mediterráneo y unos cuantos paseos por los pueblos de la costa malagueña, supieron que habían encontrado el lugar perfecto para retirarse, invertir y disfrutar de una vida plena.

El momento que lo cambió todo

Aquellas primeras vacaciones de Gina y Walter en España tuvieron lugar en 2018. Desde el principio, todo fue según lo planeado, sobre ruedas. Y ya a los pocos días de aterrizar, hubo una situación que los marcó para siempre: sentados en la terraza del restaurante “La Barra de Zapata”, muy próximo a la catedral de Málaga, Walter estaba comiendo una ensalada de queso Brie, bien acompañada de una cerveza. Mientras, Gina degustaba una ensalada de pollo y un vino tinto local. Ojo: un vaso de vino de la casa, delicioso de un restaurante en España equivale al precio de un botellín de agua en EEUU. Incluso menos.

Como percatándose de la situación, Gina levantó la vista de su ensalada y le dijo a Walter: “¿Sabes qué? Creo que me podría acostumbrar a esto". Y eso era todo lo que Walter necesitaba oír. Casi que sin darse cuenta habían tomado una de las decisiones de su vida, por mucho que más tarde, entre los trámites y preparativos que estaban por llegar, Gina acabaría confesando que llegó a arrepentirse, en algunos momentos, de esas palabras.

El camino hacia una nueva vida

Walter y Gina se habían enamorado de Málaga, pero durante su siguiente viaje a España en marzo de 2019 decidieron comprar una casa en la provincia de Alicante, Valencia. Después de varios meses dándole vueltas al tema, decidieron instalarse en Jávea, la localidad de la que se enamoró el pintor español Sorolla.

Hubo muchos factores que jugaron a favor de Jávea cuando Walter y Gina tuvieron que decidir dónde instalarse. Por supuesto, tuvieron en cuenta la variedad de sus paisajes, un clima muy agradable durante todo el año y la gran oferta de actividades culturales y gastronómicas. Pero también, claro, la cercanía a ciudades como Valencia, Alicante e Ibiza. Pero quizás el punto más importante para decantarse por Jávea, así como por España en general, fue el coste de vida.

Nunca habría podido la pareja retirarse tan cómodamente en los EEUU como lo hicieron en España. Con sus ahorros, los ingresos de un plan de pensiones público y privado, y el dinero por vender su vivienda de Seattle, Gina y Walter se compraron un apartamento duplex de 130m2 y nueva construcción en Jávea, cerca de la playa del Arenal, con vistas al Mar Mediterráneo y piscina incluida. Casi nada.

Y lo cierto es que podían haber gastado mucho menos si quisiesen. En España, por unos 70.000 euros (80.000 dólares) puedes conseguir una casa en el interior del país. Pero no con piscina, nueva y en el mar, claro.

Vivienda de lujo en Campoamor, Guardamar del Segura (Alicante), uno de los destinos más calientes de la Costa Blanca, con campo de golf y centro comercial.© Imagen Ralph (Ravi) Kayden en Unsplash.

Los gastos del día a día en la Costa Blanca

Luego, la más grata de las sorpresas llegó el primer día que el matrimonio de americanos fue a su primera compra del día a día por los locales de Jávea. Para asegurarse de que no se habían equivocado a su favor en algún lugar, Gina y Walter tuvieron que revisar varias veces los recibos. “¡Pero si incluso habían comprado un buen vino a 4 dólares la botella!”, recordaba ella cuando hablaba con sus hijos unas semanas después.

Pero lo cierto es que, al final, una bolsa grande de comida les cuesta cerca de 18 dólares, algo impensable en los EEUU. Por ejemplo, las frutas y las verduras, aun siendo de mejor calidad, resultan mucho más baratas que en Norteamérica, y ahora pueden disfrutar de su zumo natural de frutas cada mañana. Y la rebaja en el coste del nivel de vida no acaba ahí. Walter y Gina pagan 23 dólares cada uno por un plan de telefonía móvil bastante aceptable. Y qué decir de los servicios públicos, que funcionan igual de bien que en los Estados Unidos y son completamente gratuitos.

Jávea o Xàbia en el mediterráneo te enamora con sus calas entrañables, miradores espectaculares, historia, rutas fascinantes y terrazas. © Imagen:  Xàbia, Alicante (LUNAMARINA / Getty Images/iStockphoto). La Vanguardia.

Su nueva vida como residentes en España

Ya fuera de temas económicos, si algo le impresionó a Walter fue la amabilidad de sus nuevos vecinos. Y a Gina, por su parte, el hecho de que nunca le falten buenos restaurantes y lugares fascinantes para visitar. En general, no pueden estar más contentos con su nueva vida. Por supuesto que echan de menos a sus nietos. Por supuesto que, este año, con tantas restricciones a los viajes, no ha sido la mejor de las épocas para vivir apartados de lo suyos. Pero, ¿para quién ha sido 2020 un buen año?

Por eso es que Gina y Walter miran al futuro con esperanza, con ganas de aprovechar su vida mediterránea llena de sol, playa, vino y buena comida. Además, aunque siempre es un trámite engorroso, los dos están contentos de haber conseguido sus visados antes de que las oficinas del gobierno español cerraran a causa de la crisis sanitaria creada por el Covid-19 (impidiendo la entrada para visitas turísticas).

En España, el trámite para obtener un visado y una posterior residencia permanente es un proceso burocrático complejo, que requiere una larga lista de papeleo. Además, los requisitos económicos son muy estrictos. Pero todo esto es factible si cuentas con el asesoramiento legal adecuado. Y eso fue lo que hicieron Gina y Walter, cuyo proceso de trámite de visa y residencia tomó solo un año (cuatro meses mientras estaba en los EE.UU. y otros ocho meses estando en España), antes de recibir la autorización. Todo un éxito para celebrar con unos buenos vinos.

Conclusión

Por eso es que, desde aquí, animo a cualquier persona que esté contemplando España y su estilo de vida como opción para retirarse bien en el extranjero, a iniciar el proceso ahora mismo en lugar de esperar a que todo vuelva a la normalidad. ¿Por qué? Pues porque, al menos, deberías empezar con definir un plan para iniciar el proceso legal, tal y como hicieron Walter y Gina. Ya verás que merece la pena.

Declaimer: Lo descrito en esta obra está basado en hechos reales. Se han cambiado los nombres por razones de privacidad y confidencialidad.

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