El sistema de movilidad global no volverá a ser el mismo a partir de la aparición del COVID-19 en nuestras vidas. Con los primeros confinamientos a partir de febrero de 2020 y, nuevamente, con las medidas de bloqueo que surgieron a finales de ese mismo año con las segundas oleadas de la pandemia, puede resultar paradójico ahora hablar de que las migraciones van a tener más importancia que nunca. Pero así va a ser. Y las Golden Visas van a jugar un papel crucial.

Mira: Golden Visas: ¿estamos ante el auge de las migraciones por inversión?

En 2019, año previo a la aparición del coronavirus, 1500 millones de viajeros y turistas recorrieron el mundo de un punto a otro. Más de 270 millones de personas residían en países distintos del de su origen. Y aunque el COVID-19 ha puesto un alto momentáneo a los movimientos de unos y de otros —ya fuese en viajes por ocio o por motivos económicos y/o políticos, su impacto no va a hacer más que aumentar la demanda por movilidad global en todo el planeta.

¿Por qué? Pues porque la pandemia ha sido una experiencia miserable para miles de millones de personas, motivándolas a tratar de pasar lo antes posible de sus particulares "zonas rojas" —con una gobernanza deficiente y una atención sanitaria ineficaz— a supuestas "zonas verdes", donde las futuras cuarentenas serían más tolerables y los sistemas de salud son mucho más robustos.

Y este factor, ya de mucho peso, se sumaría a otros que llevan provocando migraciones durante años y que, en algunos casos, no hacen más que aumentar su impacto: escasez de mano de obra, agitación política, crisis económicas o el cambio climático.

¿Quiénes y cómo se moverán con Golden Visas?

Los movimientos internacionales de personas no volverán a ser igual de libres durante años, bien por efecto directo de la pandemia —cuarentenas, certificados de inmunidad sanitaria, etc— o indirecto: depresión económica, xenofobia política y cultural surgida en épocas de crisis. Y este nuevo proteccionismo llegará incluso a los trabajos más cualificados, que, a diferencia de los movimientos de las clases más bajas de la sociedad mundial, hasta este momento se mantenían en cierto modo alejados de las trabas a la circulación.

Ya antes de la pandemia, ciertos procesos proteccionistas como el Brexit habían aumentado el interés en estos programas. Y, por ejemplo, miles de profesionales cualificados británicos comenzaron a buscar residencia o ciudadanía en Alemania, Francia, España, o Portugal.

En EEUU, el proceso ha sido parecido. Y el impacto del COVID-19 en el país, sumado a otros factores, como por ejemplo la Foreign Account Tax Compliance Act (FATCA), el decreciente prestigio diplomático del país, o la incertidumbre política, ha llevado a que unos 6000 estadounidenses buscasen segundos pasaportes u otra nacionalidad durante la primera mitad de 2020.

Un número récord y que dobló al total de las personas que buscaron expatriarse en 2019.

En general, los destinos principales de estos movimientos han sido Canadá, Europa y Asia, territorios que han visto cómo el interés por migrar a ellos a través de programas de Golden Visa se han triplicado durante 2020.

Mira: Golden Visa - Desde California a España

He aquí algunos de los principales motivos:

  • En el caso concreto de Europa, el caso no sorprende. Los pasaportes de la UE han conservado una gran movilidad a nivel mundial, y ocupan sistemáticamente el primer lugar en el Quality of Nationality Index (QNI) de Kälin — Kochenov.
  • Aunque su pasaporte cuenta con una fuerza intermedia, Tailandia se ha calificado como un "oasis de salud" y su Programa de Residencia de Élite para extranjeros incluye un examen médico anual gratuito. El programa permite hasta 20 años de residencia, y el año 2020 batió récord, con un aumento de las solicitudes a finales de septiembre de casi el 25% en comparación con el año anterior.
  • De modo parecido al de Tailandia, los programas de los países de los Emiratos Árabes Unidos también ofrecen posibilidades de turismo médico indefinido en lugares seguros y prósperos.
  • Categoría aparte son los países que pretenden atraer a los nómadas digitales, a los conocidos como telemigrantes. Ahí, países como Croacia, Estonia y Georgia son los que más énfasis han puesto en ofrecer pasaportes renovables a los trabajadores de la industria de servicios. También podríamos incluir estados como Canadá, los Países Bajos y Noruega.

Conclusión

Sobre todo en el caso de los telemigrantes, cabe decir que estas ofertas podrían resultar muy atractivas para millennials y miembros de la generación Z. Los jóvenes de hoy en día constituyen casi el 60% de la población mundial y tienden a tener menos bienes e hijos que los miembros de la generación X o los baby boomers. Son social y ambientalmente conscientes, así como menos nacionalistas, lo que los convierte potencialmente en la generación más móvil de la historia reciente.

Con ellos llega un cambio fundamental: de ser cada país para sí mismo a ser cada persona para sí misma.

Aspectos como estos convierten a las políticas de migración no solo en una forma de atraer o rechazar personas extranjeras, sino una forma de buscar la llegada de dinero a un país. Una estrategia de impulso para la economía a través de políticas de visados para captar inversiones en lugar de inmigrantes.

Cada vez más, la idea de que la mayoría de las personas no se mueven o están fijas en un lugar es errónea. La movilidad es una característica inherente a todas las poblaciones, especialmente entre los sectores más cualificados.

Y creo que el COVID-19 no va a suponer una regresión en esta tendencia. Más bien todo lo contrario.

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