Después de la retirada del Reino Unido de la Unión Europea (UE) el pasado 1 de febrero de 2020, la UE y el Reino Unido han iniciado negociaciones sobre un nuevo acuerdo de asociación, que deberá entrar en vigor al final del período de transición previsto hasta el 31 de diciembre de 2020.

El Reino Unido se retiró de la UE el 1 de febrero de 2020 y entró en un "período de transición", que se extiende hasta el 31 de diciembre de 2020. Durante este período, aunque ya no es miembro de la UE, el Reino Unido sigue formando parte del mercado único de la UE y la unión aduanera, y la legislación de la UE sigue siendo aplicable (con algunas excepciones). El Acuerdo de Retirada va acompañado por una Declaración Política, que establece los objetivos para la futura relación entre la UE y el Reino Unido. De acuerdo con el Acuerdo de Retirada, las partes deberán aplicar el acuerdo y negociar la futura relación, durante un período de transición determinado.

El 25 de febrero de 2020, el Consejo de la La UE autorizó a la Comisión Europea para abrir negociaciones sobre el futuro acuerdo de asociación con el Reino Unido. En nombre de la UE está dirigiendo las negociaciones Michel Barnier, que es el jefe negociador del Task Force for Relations with the United Kingdom (UKTF). Del lado de Reino Unido, está dirigiendo las negociaciones, David Frost, que es asesor de la UE para el Primer Ministro británico, Boris Johnson.

El 23 de febrero, el Reino Unido publicó sus objetivos para las negociaciones, que están orientados a lograr un acuerdo similar al existente entre entre la UE y Canadá, tal como ya ha resumido Boris Johnson en uno de sus discursos.

Ahora mismo, las negociaciones entre ambas partes tienen como objetivo principal abordar casi todas las áreas que figuran en la Declaración Política negociada y el Acuerdo de Retirada, incluidas las cuestiones comerciales y económicas, así como, en las tres cuestiones críticas siguientes:

  • La pesca;
  • Compromisos sobre la igualdad de condiciones o Level-Playing Field (LPF);
  • Acuerdo financiero;

En lo que respecta a las negociaciones sobre las futuras relaciones económicas, si bien las partes acuerdan, en un principio, un Tratado de Libre Comercio (TLC) amplio y equilibrado, con el fin de lograr el comercio más "libre de fricciones" posible, siguen divididas sobre aspectos importantes de la asociación económica, en particular sobre la pesca y los compromisos sobre la igualdad de condiciones o Level-Playing Field (LPF).

La UE desea que el futuro acuerdo de pesca mantenga el statu quo en la medida de lo posible, incluido el acceso recíproco a las aguas a cambio del acceso al mercado y la asignación de cuotas basadas en las pautas de pesca históricas.

Según un estudio realizado en 2016, más de la mitad del pescado y los mariscos desembarcados en aguas del Reino Unido son capturados por buques no británicos (principalmente de Francia, Irlanda, los Países Bajos y Dinamarca, pero también de Bélgica, Alemania, España y Suecia), que han desembarcado 7 veces más pescado y mariscos (en peso) de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del Reino Unido que los buques británicos de la ZEE de la UE-27, y 4 veces más en valor.

Por otra parte, el mercado de pescado de la UE es el mayor importador mundial de productos de pesca y acuicultura, y el Reino Unido es el segundo mayor proveedor de la UE-27, después de Noruega.

Alrededor del 70% del valor total de las exportaciones de productos del mar del Reino Unido se exportan a los países de la UE-27, siendo Francia el mercado más importante para las exportaciones del Reino Unido.

La UE también insiste en que un Level-Playing Field (LPF) eficaz garantizaría una competencia leal. Después de la tercera ronda de conversaciones del pasado mayo de 2020, el principal negociador del Reino Unido, David Frost, dijo que la propuesta de la UE sobre la pesca "simplemente no era realista" y que era inaceptable un Level-Playing Field (LPF) que obligue a Gran Bretaña a cumplir con la legislación o las normas de la UE; y si esto, al final fuera lo necesario, Gran Bretaña buscaría un Tratado de Libre Comercio (TLC) menos ambicioso.

Por otro parte, el principal negociador de la UE, Michel Barnier, dijo que la negociación de un TLC que incluya aranceles sería mucho más lenta. La UE seguiría exigiendo los mismos compromisos Level-Playing Field (LPF) porque "la competencia abierta y justa no es un 'bien que hay que alcanzar' sino un 'bien que hay que tener'".

Michel Barnier, insiste que “sin LPF no hay acuerdo comercial”. Londres ha dejado claro que no quiere comprometerse a un LPF en el futuro, pero la UE sí que lo considera absolutamente crucial y de supervivencia.

Después de la cuarta ronda de negociaciones del 2 al 5 de junio, las posiciones todavía parecían irreconciliables. Sin embargo, hay que destacar que las anteriores negociaciones sobre la retirada del Reino Unido, también tuvo un largo punto muerto y parecían igualmente irreconciliables, antes de que se alcanzara el acuerdo final y luego se ratificara.

Sin embargo, hay un aspecto, donde las dos partes pudieron llegar a un acuerdo durante estas negociaciones, y está relacionado con el tema financiero, ya delimitado dentro del contenido del Acuerdo de Retirada.

Si bien este acuerdo financiero está en proceso de aplicación actualmente, en un principio, se consideró que era una de las áreas más difíciles de las negociaciones de retirada.

Una ampliación del período de transición podría dar más espacio para las negociaciones. Sin embargo, la Ley del Acuerdo de Retirada de la Unión Europea del Reino Unido (Sección 33) prohíbe explícitamente cualquier extensión del período. Por lo tanto, una prórroga requeriría una nueva ley del Parlamento del Reino Unido para derogar esa disposición, que en general se considera políticamente difícil.

Este viernes, la Unión Europea y Reino Unido aseguraron que dan por finalizado el debate sobre una nueva prórroga del Brexit, previsto para el 31 de diciembre. Londres comunicó, de manera ”formal" que no quiere más prórrogas y Bruselas asume esta comunicación como "definitiva", aunque alerta del poco tiempo que queda para negociar, instando a los británicos a agilizar las negociaciones.

La cuestión aquí es que si no hay acuerdo para realizar ninguna prórroga, los meses restantes de 2020 tendrían que servir tanto para llegar a un acuerdo como para ratificarlo, si se quiere que la nueva relación entre en vigor, al menos provisionalmente, al final del período de transición.

Bibliografía

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