Desde el mes de septiembre, el viajero ruso tiene más difícil entrar a la unión. La invasión injustificada de Ucrania por parte de Rusia sigue ofreciendo una cascada de consecuencias impensables desde hace poco más de un año. La última de ellas ha sido el recorte en el Acuerdo de facilitación de visados por parte de la Unión Europea (EU) para ciudadanos rusos. Este programa, que es parte de la política de fronteras de la UE, había entrado en vigor el 1 de junio de 2007 y tenía como objetivo facilitar la expedición de visados de corta duración —no más de 90 días por cada periodo de 180—.

Desde principios de este mes de septiembre de 2022, el Acuerdo de facilitación de visados ha pasado, al menos por ahora, al cajón de la historia. El primer paso se dio el 25 de febrero, cuando la UE adoptó nuevas medidas restrictivas contra Rusia, entre las que se encontraba la suspensión parcial de este acuerdo para diplomáticos, funcionarios y empresarios rusos. El golpe casi definitivo se dio en la reunión del 31 de agosto, cuando los ministros de Asuntos Exteriores de la UE acordaron extender la suspensión total a todo ciudadano ruso; una medida que entró en vigor el pasado 12 de septiembre.

Así pues, aunque España seguirá emitiendo visados de corta duración (tipo C), los viajeros rusos que se quieran acoger a ellos tendrán que abonar una tasa de solicitud de 80 euros —frente a los 35 de antes de la guerra—, deberán presentar pruebas documentales adicionales, verán cómo aumentan los plazos de tramitación y estarán obligados a cumplir con normas más restrictivas para la expedición de visados para entradas múltiples. Los que no se verán afectados por esta medida serán los visados de larga duración o residencia y sus solicitudes, que mantendrán la legislación previa a la guerra.

La invasión injustificada de Ucrania y sus consecuencias

Este recorte en los derechos de los ciudadanos rusos para viajar a la Unión Europea se debe de entender como una pata más en las sanciones de la UE al gobierno de Vladimir Putin. Desde que el conflicto saltase por los aires el 24 de febrero de 2022, con la invasión de Ucrania por parte del Ejército Ruso, los países del bloque occidental se han esforzado en castigar a Rusia mediante diferentes medios. Con el envío de armas, con la presión internacional, con el apoyo incondicional al gobierno de Volodímir Zelensky, pero, sobre todo, con las sanciones económicas.

Tal y como se explica en la página web del Consejo Europeo, “las sanciones comprenden medidas restrictivas selectivas (sanciones individuales), sanciones económicas y medidas diplomáticas”, y su objetivo es “ocasionar graves consecuencias a Rusia por sus actos y frustrar con eficacia sus capacidades de continuar la agresión”. Y no solo a Rusia, porque Bielorrusia, su aliado en este conflicto con Ucrania, también las está sufriendo.

La política de fronteras exteriores de la UE y Rusia

El alcance de estas sanciones excluye ciertas áreas e industrias —la alimentaria y la de los fertilizantes, por ejemplo—, pero sí abarca el turismo y la de la concesión de visados, tal y como demuestra el recorte del Acuerdo de facilitación.

Como suele suceder en la Unión Europea, no es que esta iniciativa se haya llevado a cabo sin disensiones y discusiones. Por un lado, estaban los países más cercanos a Rusia, que eran partidarios de un cierre total de la frontera con el país vecino. Dentro de ese grupo destacaba el ministro de Asuntos Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, que afirmó que “el turismo no debe continuar como siempre”. Y es que, según ciertas estadísticas, miles de ciudadanos rusos cruzaron la frontera con Finlandia para, desde allí, coger vuelos hacia otras partes del continente europeo.

Por el contrario, estados como el alemán y el francés, las dos economías más potentes de la UE, se mostraron en contra de dicha restricción total. Alineado con las posturas del eje francoalemán, el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell, explicó que se debía ser "más selectivo", pues la unión no quiere separarse “de aquellos rusos que están en contra de la guerra en Ucrania".

Sea como sea, parece que las sanciones irán para largo si no se da un cambio de poder en Rusia. Y que formarán parte de una nueva política de fronteras de la UE, que se estrenará en el 2023 con la aparición del ETIAS.

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